Nadie debe malinterpretar el título de este artículo. Simplemente fueron las palabras del reconocido sociólogo y economista, conocido como el padre del comunismo, Karl Marx en el siglo 19. Sus palabras fueron: "La religión es el opio de las masas". El opio era la droga más popular de su tiempo, por lo tanto compara la religión con los efectos que provocaba el opio en la gente. De primera intención puede ser que nos moleste o nos incomode un comentario como este, sobre todo si te consideras una persona religiosa. Para ser honesto, a mi también me incomodó; pero luego comencé a reflexionar en estas palabras. Al igual que el caso de otros ateos famosos, debemos darnos cuenta que su principal problema no es directamente con la existencia de Dios, sino con lo que han visto en la gente que dice representarlo aquí en la Tierra. Me parece que el grito de Marx y de muchos otros que han decidido por el camino del ateísmo es: si Dios es como su gente en este mundo, no quiero nada que ver con Él. ¿Esto nos incomoda? ¿No será que el ateísmo presenta un desafío para los que afirmamos vivir en relación con Dios? ¿Estaremos siendo la clase de testigos que proclaman, más con su vida que con sus palabras, que Dios es real y quiere atraer a la gente hacia Sí?
Pero regresando al opio. ¿Cuál es la función de la droga? ¿No es un escapismo temporal de nuestra existencia? ¿No es una sustancia que mantiene a sus usuarios en una sensación de aparente alegría o tranquilidad superficial mientras el verdadero ser se consume y se destruye? ¿No es esto, en ocasiones, la religión? La religión le mostró a Marx su lado más oscuro. En nombre de la religión se cometían los peores atropellos, la Iglesia se enriquecía mientras los pobres eran más pobres. Marx vio esto. La historia nos ha mostrado que la religión no es una buena representante de Dios. En este país se exterminó en menos de 100 años toda una civilización de nativos taínos en nombre de Dios. En la época medieval se asesinaron cientos de miles de personas en nombre del "evangelio" durante las Cruzadas. Y, no olvidemos todas las personas que nunca conocieron lo que era la vida abundante que ofrece Jesús porque la religión les cerró las puertas de su propio reino...
Porque aún la religión es un escape para mucha gente, un escape de sus miserables existencias. En vez de permitir que sean confrontadas nuestras vidas con la luz de Dios para ser verdaderamente libres, preferimos practicar una religiosidad que nos permita escapar de nuestra responsabilidad ante Dios. La religiosidad para muchos y muchas es un escapismo para no afrontar sus culpas. Prefieren ser muy religiosos para condenar y juzgar a los demás, pero no se dan cuenta que se trata de una proyección de tus propias culpas. Pero Dios puede salvar a los religiosos y a las religiosas.
Un día Jesús contó la historia de un Hijo Pródigo. Tú conoces la historia, pero el Padre quería salvar, no solo al hijo que regresó, sino también al hijo mayor que estaba en la casa. Habían dos hijos perdidos, uno fuera de la casa y otro DENTRO de la casa. El Padre quería salvarlos a ambos. Porque hay esperanza para los religiosos y las religiosas. Puedes liberarte de esa droga que está consumiendo tu vida...
Que hoy aquellos que no creen en la existencia de Dios puedan ver en tí y en mí un modelo distinto...
Que el Padre salve a los hijos mayores de su droga, la religión...
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