Wednesday, July 17, 2013

El Misterio Tremendo

El domingo cuando estés en la iglesia, mira a tu alrededor. La imagen que verás es algo así: alguien estará texteando por el celular; alguien estará medio dormido; algunos y algunas estarán cantando y esperando el próximo acontecimiento "importante" del culto, como por ejemplo: ver quién se cae al suelo, o a quién le profetizan. En fin, ¿no has sentido que en ocasiones nuestra experiencia de adoración se ha vuelto monótona, rutinaria y aburrida? No es culpa del programa, ni de los líderes. Simplemente hemos perdido el concepto de misterio y asombro en nuestro quehacer espiritual. Cuando ya conocemos "tanto" acerca de Dios; cuando hemos visto "tanto"; y cuando la adoración se ha convertido en una rutina de cantar ciertas canciones y decir palabras cuyos significados nisiquiera sabemos, pero suenan religiosas, podemos estar en peligro de perder el sentimiento que surge ante el Gran Misterio que es Dios. Si alguna vez has experimentado el asombro y paz que provoca estar conscientes de Su presencia, entonces comprenderás de qué hablamos.
Uno de mis teólogos favoritos, Rudolph Otto, describe con un estilo impresionante esta experiencia del encuentro del Misterio con nosotros y nosotras. Ha denominado a Dios el "Misterio Tremendo". Dice Otto que si pretendemos definir misterio se trata de lo oculto y secreto, lo que no se concibe ni se entiende. En los grados más elementales, en religiones primitivas, lo misterioso tiene manifestaciones toscas y bárbaras y puede hundir el alma en horrores y espantos; pero para nosotr@s puede provocar también un sentimiento de suspenso y humilde temblor, de mudez ante lo indecible. El misterio puede causar en los seres humanos el "stupor", es decir, el asombro intenso, (awe) el pasmo, el quedarse con la boca abierta. Misterio es lo que no se comprende y no se explica.
Dios es Misterio y es Tremendo. Esta palabra proviene del latín "tremor" que puede ser temblor ante el espanto. Espanto que se transforma en una indescriptible y absorta contemplación de la Divinidad que finalmente produce paz. Finalmente, Otto decribe esta experiencia con Dios como una con la "Majestas". Es cuando se imprime una temblorosa huella en nuestra alma, y quedamos tan reducidos ante tal majestad y grandeza que se experimenta el aniquilamiento del yo ante la trascendencia, eminencia y plenitud de Dios, lo cual nos lleva a la expresión: "Yo nada, Tú todo".. Es en ese punto que podemos vivir el "sentimiento de criatura", es decir, reconocemos quiénes somos y nuestra absoluta dependencia. Nos hundimos en nuestra propia nada y desaparecemos ante Aquel que lo llena todo en todos...
Necesitamos recuperar la dimensión del misterio en nuestra adoración y relación con Dios. Estar conscientes de lo Tremendo, de la Majestas, de su Grandeza. Volver a sentir el temblor, el pasmo, la boca abierta, el asombro y el silencio. Volver a sentir que somos criaturas absortas en su majestad hasta el punto que seamos verdaderos adoradores y adoradoras; y que tal experiencia sea parte de nuestro culto y nuestra vida.
Que hoy seas asombrado por el Misterio Tremendo... 

2 comments:

  1. Profesor, su blog me enriquece. Gracias por tomar de su tiempo para escribirlo.

    Sobre este tema, a veces me pregunto: ¿Por no enfrentarnos a ese Misterio Tremendo es que a veces mantenemos una "fe a raya"? ¿Realmente queremos enfrentarnos, cara a cara, ante un Dios vivo? El Dios del papel provoca, quizás, menos temor, al insertarse en nuestro intelecto más que en nuestra alma, vida o existencia.

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  2. Gracias Josué! Me encanta tu comentario. Me parece que es natural q los seres humanos sintamos algún temor de enfrentarnos a los desconocido, en este caso, el Misterio Tremendo. Pero es porque muchas veces no hemos comprendido qie el Misterio no está alejando a la gente de Sí, sino todo lo contrario... sin embargo ese encuentro tiene que provocar una experiencia...

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