Friday, September 13, 2013

Eres "tierra"...

La próxima vez que alguien te diga: “tierra” para insultarte, no te sientas mal… la verdad del caso es que ¡eres tierra! En realidad tod@s lo somos. La pregunta no es si somos tierra; la pregunta es: ¿qué clase de tierra somos?...
Para quienes creemos en lo que dice el relato bíblico de la Creación, específicamente en cuanto a la creación del ser humano, es importante observar la relación que existe entre la tierra y este. Si pudieses leer el texto en hebreo (idioma original) notarías el juego de palabras. El término para tierra es adamá; y el término para ser humano es adam. O sea, de la adamá, Dios crea el adam; porque la idea es que, aunque fuimos cread@s por la mano divina, nuestro origen es la tierra. Si eres un ser humano como yo, no puedes negar que es tu origen y esencia. La Biblia lo llama creados del "polvo de la tierra". Si creemos esto, entonces tiene algunas implicaciones para comprender plenamente nuestra existencia.
Tod@s somos tierra, por lo tanto somos IGUALES y estamos unidos, interconectados por algo más grande. Probablemente tengas más dinero que yo, o menos; pertenezcas a una clase social más alta, o más baja; tengas más títulos o escolaridad que yo, o menos; pero estamos unidos por la misma tierra…
Ser cread@s de la tierra habla también de nuestra verdadera condición, de nuestra composición. Como la tierra, somos frágiles, imperfect@s y débiles. Algun@s son más sant@s, más talentos@s, más virtuos@s que otros y otras; pero siguen siendo tierra… Porque, como dicen por ahí: “el que no tiene dinga, tiene mandinga…” Que nadie juzgue tus debilidades y fragilidades, porque son parte de lo que somos; y Dios dice que, precisamente en tus debilidades es que se perfecciona Su poder. (2 Cor. 12:9) El salmista decía en el salmo 103:14: Porque Él conoce nuestra condición, sabe que somos polvo. El predicador (Ecleciastés) decía: Del polvo fueron hechos, y al polvo todos volverán.
Tod@s somos tierra, pero ¿qué clase de tierra somos? Jesús nos ayuda con sus historias, sus parábolas, a responder esto. Él dijo: “Un día el sembrador salió a sembrar…” De más está decir que en esta parábola, el sembrador representa al Padre. Echa la semilla en tierra, pero algunas caen en piedras, otra entre espinos, otra en tierra seca y otra en tierra fértil. La semilla es Su palabra; y quienes han seguido mis enseñanzas en este blog saben que la palabra de Dios no es cualquier cosa, es una palabra con poder creativo que Dios ha dicho acerca de nuestras vidas desde la eternidad. Esa palabra define quien tú eres y trazó tu destino en Él. Es la inversión de Dios en nuestra vida… Y el sembrador tira la semilla con esperanza, la esperanza de que la semilla dé fruto. La intención es que ni una se pierda, pero no todas fructifican. ¿Por qué? Porque no depende del sembrador, depende de la tierra. Sin embargo cuando el sembrador echa la semilla en tierra es porque cree que la tierra es buena para su semilla. Es por eso que el Padre ha echado su semilla en tu vida, ha invertido en ti, ha dicho una palabra creativa acerca de tu vida desde la eternidad acerca de tu existencia porque para Él tu eres tierra, pero tierra buena, fértil. Su esperanza es que la semilla fructifique en tu vida, por eso salió a sembrar…
Eres tierra, frágil, imperfect@, débil, vulnerable, pero eres buena tierra. Dios tiene su esperanza en tí porque su semilla dará fruto, a treinta, a sesenta y a ciento por uno...
Que hoy comprendas que, más allá de las opiniones que otr@s tienen de tí, la opinión de Dios es que eres buena tierra, una en la cual vale la pena sembrar...
Que hoy, la esperanza del Sembrador sea una realidad en tu vida, eres tierra que da fruto, y esa semilla será en tu vida como árbol plantado junto a las aguas que da fruto a su tiempo y su hoja no cae, ese es tu destino...



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