Ese momento en que te das cuenta que no encuentras las llaves del carro, y no tienes copia... Comencé a desesperarme, a buscar por toda la casa como un loco. La llave de mi carro tiene un "chip" sin el cual no prende. Una llave nueva me cuesta como $150, de manera que, como podrán imaginar, ¡necesitaba encontrarla!
De repente me di cuenta que la busqueda que estaba haciendo no estaba funcionando; así que decidí sentarme, respirar y pensar. O sea, intentar recordar todo lo que hice desde la última vez que tuve las llaves en mi mano; y funcionó. ¡Estaban en el zafacón de la cocina de mi casa! Tenía unos sobres en la mano que iba a botar y las llaves se fueron "enredá's". ¿Imaginan el alivio que sentí cuando las encontré? Probablemente el mismo alivio que sentiste cuando encontraste los veinte pesos que perdiste (y te iban a descuadrar tu presupuesto de la semana fuertemente) en el bolsillo del pantalón que usaste el día anterior... Tu pulso comenzó a desacelerar, tu respiración volvió a su normalidad; y esa sensación de alivio irremplazable.
Para ilustrar como es el Reino de Dios, Jesús utilizó una ilustración bien particular. Dijo: El Reino de Dios es como una mujer a la que se le pierde una moneda de plata en su casa. Comienza a barrer el piso y buscar desesperadamente hasta que la encuentra; entonces sale y comparte con todas sus vecinas las buenas noticias: había encontrado la moneda perdida. Jesús enseña que así es Dios. Nos busca desesperadamente como aquella mujer a su moneda. Esa moneda podía representar la supervivencia de aquella mujer pobre, y el piso de las casas en la antiguedad era de barro y paja, por lo cual fue una tarea difícil. Sin embargo, cuando la encuentra... ¡que sensación de alivio!! Así es Dios como la mujer que encuentra la moneda, tú y yo fuimos encontrados y encontradas por Él, y su alegría fue irremplazable... Que hermosa manera de describir el encuentro divino con nuestras vidas; sin embargo, cuando esta parábola fue contada por Jesús, es probable que no haya caído bien en su mundo cargado de una mentalidad patriarcal y extremadamente machista donde la mujer se consideraba inferior, mentirosa y emisaria de muerte. No hay mucho problema con la descripción de Dios como Padre, pero, ¿como una mujer que pierde una moneda???
Jesús más adelante vuelve a hacerlo. El día que entra a Jerusalén y dice: "Jerusalén... cuántas veces quise juntar tus hijos como la gallina junta a sus polluelos...". Lo interesante es que en el evangelio de Mateo, donde aparece esta exclamación, es la primera ocasión en que Jesús está en Jerusalén; por lo tanto, el lector o lectora puede entender. Es una exclamación divina. Dios anhelaba reunir los hijos e hijas de Jerusalén como la madre gallina junta sus polluelos. Dios Madre está hablando; y solo una imagen de madre puede expresar tal anhelo.
Un diá, en una clase de teología en la Universidad, una estudiante estaba muy compungida en el salón de clases. El tema del día era la paternidad de Dios. Al culminar la clase, el profesor se acerca a la estudiante para indagar la razón de su conducta. Esta le relata el gran problema que tiene con un Dios Padre porque precisamente su propio padre era quien la había maltratado y violado durante su niñez. Aunque sea inconscientemente proyectamos los conflictos con las relaciones de autoridad en nuestra vida a nuestra relación con Dios. ¿Qué recomendación podía darle el profesor a aquella mujer que la sola mención de la palabra padre le provocaba frustración y recuerdos dolorosos? Sabiamente le recomendó relacionarse con Dios Madre. Y ¿cómo así? Bueno, reconocemos en el cristianismo un Dios trino por lo cual confesamos que el Espíritu de Dios en sí mismo es todo lo que es Dios. Espíritu en hebreo, idioma en que se escribe el Antiguo Testamento, es la palabra: "Ruah". Ruah es una palabra femenina en hebreo, por lo tanto, el Espíritu de Dios es el aspecto femenino de Dios, desde la perspectiva del lenguaje. El Espíritu es la Madre Dios...
De hecho hay otras razones bíblicas para ver el rostro materno de Dios (Leonardo Boff). Por ejemplo, el nombre que Dios revela de sí mismo es YHVH. Esto porque en el hebreo original no existían las vocales. Lo interesante es que cada letra en este idioma representa algo, y la "H" representa espíritu. O sea que la idea predominante en el nombre de Dios es espíritu (femenino en hebreo) pues se repite.
En Génesis 1 dice que Dios crea hombre y mujer a su imagen y semejanza. En otras palabras, si tanto el hombre como la mujer se parecen a Dios, es porque en Dios se encuentra la masculinidad y la femeneidad. En otras palabras, todo se encuentra en Dios, porque trasciende el género, es Espíritu. Por esa razón es lo mismo decir Dios Padre o Dios Madre.
En Isaías 66:13 el profeta dice: Yo por mi parte los consolaré como la madre consuela a sus hijos. En Isaías 49:15: Como es incapaz la madre de olvidarse de los hijos de sus entrañas, así tampoco me olvidaré de ustedes... En Deuteronomio 32:11: Como la madre águila lleva a sus polluelos en sus plumas así los he llevado a ustedes... Finalmente, en la parábola del Hijo pródigo, no hay madre en la narración. Es un personaje omitido. ¿Por qué? Porque el Padre es padre y madre...
Una de las palabras más utilizadas en la biblia hebrea (Antiguo Testamento) para misericordia se traduce literalmente como vientre, porque la única manera de entender la misericordia de Dios es visualizando el amor que siente la madre por la criatura en su vientre, así es Dios... El salmista decía en el salmo 139: mi embrión vio tus ojos. Es decir, la Madre Dios estuvo en el proceso de nuestra formación en el vientre de nuestra madre, siempre presente.
Entonces llegas un domingo en la mañana a una de las cárceles de nuestro país y te encuentras muchas madres que van a visitar al "nene". No importa cuan asesino, ladrón, o cuántos errores haya cometido, para la madre siempre será el "nene". Es el amor que siempre cree, siempre espera, que vé lo que nadie puede ver. Entonces comenzamos a comprender el amor de la Madre Dios que ama hasta el final...
Si Dios es solamente Padre, y si tu padre fue maltratante, ausente, o un analfabeta emocional, para muchos y muchas es necesaria una figura maternal que interceda ante el Padre Dios que en sus mentes, puede ser igual que aquel padre imperfecto. Necesitan a María o a otros santos para que intercedan. Pero si tengo un Dios Padre y Madre que abre los brazos, no necesito intercesor ni intercesora aparte de Jesús y su obra. Porque la Madre invita a estar cerca.
El amor de la Madre Dios sana, restaura, espera como ningún otro amor.
Que puedas abrir tu mente y tu corazón a un entendimiento más amplio de Dios...
Que hoy seas abrazado por la Madre...
Que hoy seas juntad@ bajo Sus alas, y que su amor te sane...