Thursday, March 13, 2014

¿Estos son profetas? ¿o síquicos? ¿o charlatanes?


Lo que les voy a contar raya en lo extremo, en lo ridículo; pero aún así ocurrió. Créanme que todavía hay mucha gente dentro de las iglesias que ocultan sus miedos a tomar decisiones, a moverse en la vida detrás de un: "estoy esperando dirección de Dios..."; o un: "estoy esperando a que Dios me hable...". Si... esos mismos y esas mismas que cuando viene a predicar el "siervo de Dios" o la "profeta de Dios" corren al altar en el llamado sabiendo, o sin saber que rayos se predicó; simplemente ¡para que me diga algo!
¿Que te digan algo? ¿En serio?
Pues esta pareja de novios cristianos, fieles a Dios; y que a nuestro parecer se amaban bastante, no querían seguir adelante con su noviazgo sin estar seguros de que Dios "confirmaba su relación"... lo que sea que eso quiera decir para alguna gente. O sea, se amaban, se comprendían, eran ayuda idónea el uno del otro, tenían intereses similares, caminaban el mismo camino, tenían todas las razones del mundo para seguir juntos. ¿Saben cuántas parejas he conocido, "confirmadas por Dios", que no tienen ni la mitad de eso? Entonces, en lugar de ver las señales y discernir a Dios en la vida, en lo cotidiano, decidieron, ya que ninguno había venido a hablarles, consultar con un profeta. Si, mis hermanos y hermanas, así como quienes practican el espiritismo, o quienes van a que les lean las cartas del Tarot, pero de una manera "cristiana"...
Pues salieron bien con el primer profeta quien les dijo que su relación era de Dios. Sin embargo, sus inseguridades les vencieron: había que buscar confirmación, de manera que fueron a un segundo profeta, en este caso, una profetisa. Alguien se equivocó porque esta les dijo que no, que no era de Dios. La pareja salió muy desmotivada y triste de aquel lugar, pero el novio pensó: "total, se empató la cosa, 1 a 1, busquemos una tercera". Pues la tercera fue afirmativa, la relación era de Dios. Para hacer el cuento largo corto, terminaron consultando a seis profetas y profetisas con resultados divididos, unos si, otros no. ¿Saben cómo terminó la historia? Se dejaron...
¿Cuántas historias más tenemos que escuchar?
¿Saben cuánta gente conozco que sus vidas fueron destruídas, su auto-estima lacerada, su relación con Dios afectada y sus sueños frustrados por una "profecía"?
No me malinterpreten, creo que aún existen profetas de Dios; y creo que todavía existe gente responsable a quienes Dios le ha dado un don, o sea, un regalo inmerecido para bendecir a nuestra gente. El problema es, como decía mi abuela, que no todo lo que brinca es conejo, y no todo lo que brilla es oro. Hay de todo en la viña del Señor.
La pregunta es: ¿qué es un(a) profeta?
En el contexto judío un profeta se conocía principalmente con el título "nebiim". Era literalmente un vidente. Si analizamos objetivamente el mensaje de los profetas de Israel; y una que otra profetisa que nos cuentan, aunque sé que debieron haber muchas más; se trata de seres humanos con una vocación divina. Esta vocación se traducía en llevar un mensaje de orientación, denuncia y reclamo de justicia social. No era extraño escuchar un profeta hablar de política internacional, o de asuntos que tenían que ver directamente con el futuro de Israel como nación. La voz profética se levantaba como un señalamiento contra la opresión, injusticia y todo lo que atentaba contra la vida espiritual y social del pueblo... Denuncia, justicia, que mucha falta hace este tipo de profetas y profetisas hoy...
En el contexto cristiano se les llama "profetés" que viene del término griego "profemi". El significado literal es hablar delante, o sea, el profeta era el proclamador. Piensen esto: en las iglesias del primer siglo no se tenía lo que hoy conocemos como Nuevo Testamento, solo la Biblia hebrea. Es por eso que Pablo dice a los corintios que el don más importante es el de la profecía. Porque el profeta proclamaba la Palabra de Dios y sin Escrituras cristianas esta función era demasiado importante. Literalmente mis herman@s, cuando alguien predica ante una congregación también se convierte en profeta de Dios, por lo cual nuestra responsabilidad es mucho mayor.
En I Corintios 14 el apóstol Pablo nos habla algunos aspectos muy importantes que debemos comprender sobre este don para comprender quiénes son profetas, quiénes son síquicos y quiénes son charlatanes. Por ejemplo, dice que el espíritu del profeta está sujeto al profeta. ¿Qué quiere decir esto? Que el profeta tiene control de su don. No es una experiencia extática de la cual no somos responsables. Si Dios te da un mensaje, debe darte también la sabiduría y entendimiento de cómo entregarlo, pues el profeta es totalmente responsable del mensaje que ofrece. En la antiguedad si el profeta resultaba ser un charlatán hasta podían apedrearlo (gracias a Dios ya no es así pues habría un montón achichonados...).
Un día al terminar de predicar llegó un "profeta" a la tarima de la iglesia a darme un mensaje. Su "profecía" no me dio paz, y al finalizar fui a su asiento y le dije con mucho respeto: "Hermano, no comprendí el mensaje ¿podría explicarme?" Se molestó mucho, me miró como si yo fuera un hijo del diablo y comenzó a darme todo su "pedigree" de profeta, a cuántas personas importantes había profetizado, y ¿quién era yo para cuestionar su mensaje? Le repetí que necesitaba que me explicara porque no había entendido nada; y como no estuvo dispuesto a darme explicación le dije: "Con mucho respeto mi hermano no recibo su mensaje como uno de parte de Dios". Así y ya... no, no, no mi hermano y mi hermana, la paz que Dios me ha dado le costó mucho a Jesús como para perderla por un profeta que no quiere hacerse responsable de su profecía...
Por último Pablo dice que la profecía es para edificar, consolar y exhortar. Entiéndelo bien: EDIFICAR, CONSOLAR y EXHORTAR. Vamos a definir brevemente estos términos. Edificar, en el idioma original se refiere a construir, levantar una casa. Esa profecía que te dieron ¿construye algo en tu vida? Si es así, recíbela. Si destruye, quita y reduce no es de Dios... NO ES DE DIOS... ten paz, tu paz costó mucho...
Consolar es "paraklesis" en griego. Se utilizaba para referirse al que motivaba al soldado en la batalla y le decía: sigue adelante, tú puedes, levántate, no te rindas... Esa profecía que te dieron ¿te consuela, te motiva, te levanta, te mueve a continuar luchando? Si es así, recíbela. Si no, ten paz, tu paz costó mucho...
Exhortar es "paramizian" literalmente se puede traducir como confortar junto a alguien. Esa profecía que te dieron ¿te hace sentir que Dios está junto a ti confortándote en medio de la vida? Si es así, recíbela. Si no, ten paz, tu paz costó mucho...
Si algún profeta o profetisa quiere salir de estos parámetros, los de edificar, consolar y exhortar; entonces para mi cae dentro de los otros parámetros, los de síquicos y charlatanes. Mis hermanos y hermanas la profecía es un don como el de enseñar, como el de administrar, como el de servir, y como cualquiera otro. Es decir, no debe nadie sentirse superior, más santo, más espiritual; ni debemos endiosar a la gente por sus dones. Un don (jarismata en griego) significa un regalo resultado del favor inmerecido, en otras palabras, es un regalo, no lo merecemos... no lo merecemos... no lo merecemos. En este reino nadie es más grande, pues tenemos lo que no merecemos.
Dios ha hablado en muchos tiempos y de muchas maneras (Hebreos 1:1), y hoy no es la excepción. Con el tiempo he aprendido que es mucho más reconfortante escuchar Su voz en la vida, en el caminar que cualquier otra manera. Ahora bien, ¿existen profetas hoy? Estoy seguro que sí, pero si conocemos Su voz, la que se escucha en la vida, entonces no seremos engañad@s...