Lo que les voy a contar raya en lo extremo,
en lo ridículo; pero aún así ocurrió. Créanme que todavía hay mucha gente
dentro de las iglesias que ocultan sus miedos a tomar decisiones, a moverse en
la vida detrás de un: "estoy esperando dirección de Dios..."; o un:
"estoy esperando a que Dios me hable...". Si... esos mismos y esas
mismas que cuando viene a predicar el "siervo de Dios" o la
"profeta de Dios" corren al altar en el llamado sabiendo, o sin saber
que rayos se predicó; simplemente ¡para que me diga algo!
¿Que te digan algo? ¿En serio?
Pues esta pareja de novios cristianos,
fieles a Dios; y que a nuestro parecer se amaban bastante, no querían seguir
adelante con su noviazgo sin estar seguros de que Dios "confirmaba su
relación"... lo que sea que eso quiera decir para alguna gente. O sea, se
amaban, se comprendían, eran ayuda idónea el uno del otro, tenían intereses
similares, caminaban el mismo camino, tenían todas las razones del mundo para
seguir juntos. ¿Saben cuántas parejas he conocido, "confirmadas por
Dios", que no tienen ni la mitad de eso? Entonces, en lugar de ver las
señales y discernir a Dios en la vida, en lo cotidiano, decidieron, ya que
ninguno había venido a hablarles, consultar con un profeta. Si, mis hermanos y
hermanas, así como quienes practican el espiritismo, o quienes van a que les
lean las cartas del Tarot, pero de una manera "cristiana"...
Pues salieron bien con el primer profeta
quien les dijo que su relación era de Dios. Sin embargo, sus inseguridades les
vencieron: había que buscar confirmación, de manera que fueron a un segundo
profeta, en este caso, una profetisa. Alguien se equivocó porque esta les dijo
que no, que no era de Dios. La pareja salió muy desmotivada y triste de aquel
lugar, pero el novio pensó: "total, se empató la cosa, 1 a 1, busquemos
una tercera". Pues la tercera fue afirmativa, la relación era de Dios.
Para hacer el cuento largo corto, terminaron consultando a seis profetas y
profetisas con resultados divididos, unos si, otros no. ¿Saben cómo terminó la
historia? Se dejaron...
¿Cuántas historias más tenemos que
escuchar?
¿Saben cuánta gente conozco que sus vidas
fueron destruídas, su auto-estima lacerada, su relación con Dios afectada y sus
sueños frustrados por una "profecía"?
No me malinterpreten, creo que aún existen
profetas de Dios; y creo que todavía existe gente responsable a quienes Dios le
ha dado un don, o sea, un regalo inmerecido para bendecir a nuestra gente. El
problema es, como decía mi abuela, que no todo lo que brinca es conejo, y no
todo lo que brilla es oro. Hay de todo en la viña del Señor.
La pregunta es: ¿qué es un(a) profeta?
La pregunta es: ¿qué es un(a) profeta?
En el contexto judío un profeta se conocía
principalmente con el título "nebiim". Era literalmente un vidente. Si
analizamos objetivamente el mensaje de los profetas de Israel; y una que otra
profetisa que nos cuentan, aunque sé que debieron haber muchas más; se trata de
seres humanos con una vocación divina. Esta vocación se traducía en llevar un
mensaje de orientación, denuncia y reclamo de justicia social. No era extraño
escuchar un profeta hablar de política internacional, o de asuntos que tenían
que ver directamente con el futuro de Israel como nación. La voz profética se
levantaba como un señalamiento contra la opresión, injusticia y todo lo que
atentaba contra la vida espiritual y social del pueblo... Denuncia, justicia,
que mucha falta hace este tipo de profetas y profetisas hoy...
En el contexto cristiano se les llama
"profetés" que viene del término griego "profemi". El
significado literal es hablar delante, o sea, el profeta era el proclamador.
Piensen esto: en las iglesias del primer siglo no se tenía lo que hoy conocemos
como Nuevo Testamento, solo la Biblia hebrea. Es por eso que Pablo dice a los
corintios que el don más importante es el de la profecía. Porque el profeta
proclamaba la Palabra de Dios y sin Escrituras cristianas esta función era
demasiado importante. Literalmente mis herman@s, cuando alguien predica ante
una congregación también se convierte en profeta de Dios, por lo cual nuestra
responsabilidad es mucho mayor.
En I Corintios 14 el apóstol Pablo nos
habla algunos aspectos muy importantes que debemos comprender sobre este don
para comprender quiénes son profetas, quiénes son síquicos y quiénes son
charlatanes. Por ejemplo, dice que el espíritu del profeta está sujeto al profeta. ¿Qué
quiere decir esto? Que el profeta tiene control de su don. No es una
experiencia extática de la cual no somos responsables. Si Dios te da un
mensaje, debe darte también la sabiduría y entendimiento de cómo entregarlo,
pues el profeta es totalmente responsable del mensaje que ofrece. En la
antiguedad si el profeta resultaba ser un charlatán hasta podían apedrearlo
(gracias a Dios ya no es así pues habría un montón achichonados...).
Un día al terminar de predicar llegó un "profeta" a la tarima de la iglesia a darme un mensaje. Su "profecía" no me dio paz, y al finalizar fui a su asiento y le dije con mucho respeto: "Hermano, no comprendí el mensaje ¿podría explicarme?" Se molestó mucho, me miró como si yo fuera un hijo del diablo y comenzó a darme todo su "pedigree" de profeta, a cuántas personas importantes había profetizado, y ¿quién era yo para cuestionar su mensaje? Le repetí que necesitaba que me explicara porque no había entendido nada; y como no estuvo dispuesto a darme explicación le dije: "Con mucho respeto mi hermano no recibo su mensaje como uno de parte de Dios". Así y ya... no, no, no mi hermano y mi hermana, la paz que Dios me ha dado le costó mucho a Jesús como para perderla por un profeta que no quiere hacerse responsable de su profecía...
Un día al terminar de predicar llegó un "profeta" a la tarima de la iglesia a darme un mensaje. Su "profecía" no me dio paz, y al finalizar fui a su asiento y le dije con mucho respeto: "Hermano, no comprendí el mensaje ¿podría explicarme?" Se molestó mucho, me miró como si yo fuera un hijo del diablo y comenzó a darme todo su "pedigree" de profeta, a cuántas personas importantes había profetizado, y ¿quién era yo para cuestionar su mensaje? Le repetí que necesitaba que me explicara porque no había entendido nada; y como no estuvo dispuesto a darme explicación le dije: "Con mucho respeto mi hermano no recibo su mensaje como uno de parte de Dios". Así y ya... no, no, no mi hermano y mi hermana, la paz que Dios me ha dado le costó mucho a Jesús como para perderla por un profeta que no quiere hacerse responsable de su profecía...
Por último Pablo dice que la profecía es
para edificar, consolar y exhortar. Entiéndelo bien: EDIFICAR, CONSOLAR y
EXHORTAR. Vamos a definir brevemente estos términos. Edificar, en el idioma original
se refiere a construir, levantar una casa. Esa profecía que te dieron
¿construye algo en tu vida? Si es así, recíbela. Si destruye, quita y reduce no
es de Dios... NO ES DE DIOS... ten paz, tu paz costó mucho...
Consolar es "paraklesis" en
griego. Se utilizaba para referirse al que motivaba al soldado en la batalla y
le decía: sigue adelante, tú puedes, levántate, no te rindas... Esa profecía
que te dieron ¿te consuela, te motiva, te levanta, te mueve a continuar
luchando? Si es así, recíbela. Si no, ten paz, tu paz costó mucho...
Exhortar es "paramizian"
literalmente se puede traducir como confortar junto a alguien. Esa profecía que
te dieron ¿te hace sentir que Dios está junto a ti confortándote en medio de la
vida? Si es así, recíbela. Si no, ten paz, tu paz costó mucho...
Si algún profeta o profetisa quiere salir
de estos parámetros, los de edificar, consolar y exhortar; entonces para mi cae
dentro de los otros parámetros, los de síquicos y charlatanes. Mis hermanos y
hermanas la profecía es un don como el de enseñar, como el de administrar, como
el de servir, y como cualquiera otro. Es decir, no debe nadie sentirse
superior, más santo, más espiritual; ni debemos endiosar a la gente por sus
dones. Un don (jarismata en griego) significa un regalo resultado del favor
inmerecido, en otras palabras, es un regalo, no lo merecemos... no lo
merecemos... no lo merecemos. En este reino nadie es más grande, pues tenemos
lo que no merecemos.
Dios ha hablado en muchos tiempos y de
muchas maneras (Hebreos 1:1), y hoy no es la excepción. Con el tiempo he
aprendido que es mucho más reconfortante escuchar Su voz en la vida, en el
caminar que cualquier otra manera. Ahora bien, ¿existen profetas hoy? Estoy
seguro que sí, pero si conocemos Su voz, la que se escucha en la vida, entonces
no seremos engañad@s...