Hace algunos años estaba con un compañero de estudios que tenía unas ideas acerca de Dios muy distintas a las mías. Nos encontrábamos con un grupo de jóvenes en una casa. Agarré la guitarra y comenzamos a adorar a Dios espontáneamente. Aquel momento terminó siendo una reunión muy edificante. Al irnos, me dice: "Fíjate, tú tienes unción, la verdad es que no me lo hubiese imaginado...". Nunca supe cómo se supone que me sintiera por aquel comentario...
¡Qué unción tiene ese hermano! ¡Esa hermana tiene una unción profética! ¡Ese hermano canta con unción poderosa! Estas son algunas de las frases que escucho y sinceramente no comprendo. Un día, hace algún tiempo, prendí el televisor y estaba cantando Samuel Hernández en un programa secular que se llamaba: "No te duermas". Cantaba su éxito: "Levanto mis manos". Tengo que confesar que me impresionó mucho ver al público, en un programa que mayormente consistía de mujeres en bikini y doble sentido, levantando sus manos a Dios y cantar aquella canción. Lo curioso es que muchos de los términos que utilizaba eran "jerga evangélica", o sea, por ejemplo: que si siento el fuego; que si levanto mis manos; que si una unción que me hace cantar... ¿Sentir una unción que me hace cantar? ¿Alguien allí entendía lo que eso quiere decir? Ver aquella escena me emocionó mucho, pero también me hizo pensar: ¿Será que nos sucede igual? ¿Cantamos y repetimos cosas sin tener idea de lo que quiere decir? Repetimos lo de la unción, pero en nuestras mentes se trata quizás de alguna energía o poder místico que nos pueden transferir y que transferimos. Uno de los famosos tele-evangelistas de los años 90 en E.U., Benny Hinn, escribió un libro llamado: "La Unción". Recuerdo haberlo leído ya que tod@s queríamos tener el poder que tenía aquel hombre que tumbaba a la gente con un toque, con la chaqueta o soplándolos. En ese libro, Hinn describe la unción como una energía que es transferible. Literalemente enseña que se siente como una corriente en las manos la cual puede ser "disparada" para que otr@s la reciban. ¡Wow! Esa era la unción de "Mortal Kombat" y el personaje que disparaba fuego de sus manos para destruir al enemigo.
Es bien interesante que el Nuevo Testamento entero solo menciona unas pocas veces la unción. En I Juan 2 y en Santiago 5:14 (aunque ya mismo volveremos a este último). En las demás ocasiones habla de la unción de los pies de Jesús y unciones para curar heridas. En otras palabras, la mayoría de los textos bíblicos que se utilizan para hablar de unción provienen de la biblia hebrea. No tengo aquí el espacio, pero si realizamos un análisis serio de lo que significa unción en el Antiguo Testamento, nos damos cuenta de que la unción con aceite tiene tres funciones principales: santificar o separar los utensilios del Tabernáculo o Templo, consagrar a alguien como sacerdote y consagrar a alguien como rey de Israel. En los tres casos se trata de separar algo o alguien para la función que Dios ha escogido. Eso es santificar en la biblia hebrea, separar. De manera que el aceite era solamente un símbolo que se utilizaba para representar una verdad más grande: que Dios había separado a alguien para un llamado específico, o que Dios había separado algo para su servicio. Es por esto que los autores del Nuevo Testamento interpretaron el aceite también como algo simbólico que representa algo mayor, en el caso específico de I Juan 2, es representativo del Espíritu Santo. El Espíritu hace lo mismo con los seres humanos, los separa para Sí. En este caso, todos y todas quienes nos encontramos en este camino tenemos la unción; es algo dado por Dios, por Su Espíritu. No se trata de quién tiene más o menos unción, como dijo Jesús: "Dios no da su Espíritu por medida". En adición a comprender esto, debemos afirmar que la unción es una experiencia de vida. I Juan 2:20 dice: Ustedes tienen la unción del Santo. El verbo "tienen" está en tiempo presente en el idioma original en que se escribe, griego. Este tiempo se refiere a una acción continua, por lo cual debemos interpretar el pasaje como que la unción que tenemos es continua y permanente, una experiencia de vida. No se da en ocasiones, no se transfiere, no es una energía, no es un poder especial, ni tampoco un beneficio exclusivo de unos pocos; es una vida que se vive, día a día, paso a paso; se experimenta en lo cotidiano y en todo lo que el Espíritu provoca en nuestras existencias. De hecho, lo que debe provocar la unción en nuestra vida es aprendizaje, como dice el autor en 2:27: "la unción les enseña todas las cosas"... Que lejos estamos de lo que la Biblia describe como unción. Poder con ignorancia no es unción; energía, corriente y fuego con desconocimiento no es unción, porque la unción enseña...
Finalmente, el aceite no sana enfermos ni hace milagros. Santiago 5:14 dice: "Si hay un enfermo en la congregación, llame a los líderes, oren por él ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor". Sin embargo esta es otra mala interpretación y les explico porqué. En griego hay dos términos para unción: "aleipso" y "jrio". "Aleipso" es la unción médica, es decir, se utilizaba el aceite para sanar heridas como un medio de medicina natural en la antiguedad. Esto nada tiene que ver con algo religioso. La unción religiosa, la que hemos estado describiendo aquí es "jrio". De ahí viene el término Cristo (jristos) que significa el ungido o separado, el Mesías en hebreo. Si el aceite tuviese
algo que ver como un medio para recibir un milagro de sanidad, el texto de Santiago diría que hagan "jrio" a los enfermos, pero no dice eso. El término que utiliza es "aleipso". En otras palabras es una invitación a que los líderes de la congregación oren por el enfermo y también le administren el tratamiento, la terapia que tengan a la mano para aliviar la enfermedad. Habiendo hecho esto, la oración lo sanará... Una vez más, nada que ver con la famosa unción que se practica en nuestras iglesias; pero un llamado a que no solamente oremos por la gente, sino que le brindemos la terapia que podamos brindarle. ¿Cuáles son las terapias (aleipso) que podemos hoy ofrecer a nuestros herman@s en necesidad y enfermedad? Que la unción nos enseñe, nos diriga, nos muestre...
algo que ver como un medio para recibir un milagro de sanidad, el texto de Santiago diría que hagan "jrio" a los enfermos, pero no dice eso. El término que utiliza es "aleipso". En otras palabras es una invitación a que los líderes de la congregación oren por el enfermo y también le administren el tratamiento, la terapia que tengan a la mano para aliviar la enfermedad. Habiendo hecho esto, la oración lo sanará... Una vez más, nada que ver con la famosa unción que se practica en nuestras iglesias; pero un llamado a que no solamente oremos por la gente, sino que le brindemos la terapia que podamos brindarle. ¿Cuáles son las terapias (aleipso) que podemos hoy ofrecer a nuestros herman@s en necesidad y enfermedad? Que la unción nos enseñe, nos diriga, nos muestre...
Que hoy la unción no se reduzca a aceite "Mazola" o "baby oil" sino que sea una experiencia de vida, una vida de aprendizaje en Dios...
Que podamos comprender que la unción no se transfiere, ni se dispara como en "Mortal Kombat", es el Espíritu de Dios que nos libera... de la ignorancia...